UN CAMINO COMPARTIDO
Este es un Espacio de Encuentro eclesial de diversos Centros, que busca compartir el Evangelio con un lenguaje actual desde una coordinación de sus actividades y una mejora de...
Desde las primeras comunidades cristianas existía un signo que las distinguía: ¡mirad cómo se aman!, decían, admirados, los que les rodeaban. Porque hay un idioma común, un esperanto que todos los humanos entendemos, una lengua común por encima de nuestras evidentes diferencias: la solidaridad, el respeto, la ayuda. Ése es el lenguaje que nunca debe faltar a una comunidad cristiana, porque es el que nos permitirá entendernos con todos los demás, por distantes que estén o distintos que sean.
Por eso, en esta comunidad cristiana de San Antonio, procuramos practicar ese idioma en dos latitudes diferentes. Primero entre nosotros, ayudando y atendiendo a personas en dificultad que viven en el entorno, pero también estirando nuestra mano para aproximarnos a gentes lejanas y todavía más necesitadas.
Con esa sencilla exposición queremos explicar algo de lo que hemos intentado durante este año 2017.
Hemos ayudado en dos lugares (Caome y Milange) de uno de los países más necesitados de África: Mozambique. Dentro de su zona rural, la más deprimida.
En Caome, los capuchinos locales se han hecho cargo de una Escuela Agrícola que estaba devastada y abandonada. Se han debido instalar desde los dormitorios (para los internos durante la semana) hasta cualquier otro mobiliario, pero, sobre todo, los utensilios para el trabajo de los huertos experimentales de la Escuela. Desde Pamplona les hemos enviado incluso las herramientas que no podían procurarse allí.
En Milange, también Mozambique, las Hnas Terciarias Capuchinas trabajan en una casa de acogida para 30 jóvenes campesinas de la zona. Allí, durante la semana, aprenden lo más urgente para la futura vida en sus casas: estudios básicos, mejorar las tareas agrícolas, aprender corte y confección, etc. Este año nos solicitaron herramientas de trabajo y máquinas de coser, además de un pequeño fondo para la compra de libros.
Siguiendo con la ayuda que iniciamos el año pasado, en este curso hemos enviado materiales o dinero por valor de 27.505,70 €.
En Benin, localidad de Kikki, el año 2004 se instauró un centro para recoger chicas no escolarizadas cuyo futuro era, muy probablemente, caer en manos de compradores cuasi-esclavistas. Se inició con ellas el método escolar nacional. Luego de cursar la iniciación han podido pasar a estudios de secundaria; una de las primeras estudiantes ha llegado a la universidad. Nos solicitaban 20 becas de 150 euros anuales. Por tanto, enviamos 3.000 €.
En otro continente, en la amazonia ecuatoriana, está situado el Vicariato de Aguarico, misión donde los capuchinos de esta provincia estamos desde el año 1953. Seguimos apoyando en el sector más débil: los grupos indígenas minoritarios. Sobre todo, en los sectores de educación y salud. Este año enviamos 10.000 €.
Por una necesidad imperiosa de reconstrucción de un lugar para jóvenes campesinos, también enviamos a Chile 5.000 €, que son administramos por nuestros compañeros capuchinos de allí.
Pero es muy importante que nos hagamos presentes también aquí, entre nosotros, donde no faltan situaciones de dificultad económica, por muy diversas causas que son bien conocidas por todos. Se trate de personas nacionales, o de migrantes y refugiados que buscan vivir dignamente entre nosotros. A todos hemos procurado atender por igual, porque los derechos a la vida son semejantes para cualquier persona.
Por eso iniciamos este año un grupo que hiciera llegar a nuestro entorno ese lenguaje de la ayuda del que hablábamos al principio de nuestra hoja. No se trata solo de hacer llegar una ayuda económica, sino, ante todo, de acercarnos hacia esas personas y ofrecer nuestra ayuda para intentar solucionar sus problemas más urgentes. En muchas ocasiones hemos podido ofrecer y colaborar con asesoramiento práctico, acompañamiento y confianza. Cuando la ocasión lo requería, hemos contribuido con aportes económicos, la compra de útiles, comida, etc.
Hemos invertido en estas ayudas 19.696,43 €.
Asimismo seguimos colaborando cada año con el Voluntariado Geriátrico que funciona en los locales de nuestra casa, a los cuales hemos destinado 17.000 €.
En resumen, atendiendo solo al lenguaje de los números, destinamos a esta serie de ayudas, entre nosotros y fuera, 81.738,13 €.
Agradecemos a todas las personas que colaboran como voluntarios en cualquiera de estas actividades, o que donan parte de sus ingresos para hacerlas posibles. Ellos son la voz más popular y comprensible de la comunidad cristiana. ¡Ojala el próximo año podamos colaborar más y mejor en el bienestar de muchos! Anímense todos a practicar este idioma.