Víctor Herrero – Conferencia Gogoa-Ver bien lo que se ve
Instituto Plaza de la Cruz, día 7 de junio, 19:30h [audio mp3="http://iglesiasanantonio.capuchinospamplona.org/wp-content/uploads/2023/03/La-piel-de-Dios-Víctor-Herrero.mp3"][/audio]
Fotografía Joaquín Ahechu
No quedan muchos restos físicos de instrumentos musicales medievales. Por otro lado, la iconografía conservada plantea problemas: al ser obras artesanales no ofrecen la uniformidad mecánica de las actuales, sino muchas variantes que hacen complicada su identificación. Además, el cantero que tallaba la imagen podía hacerlo solo por aproximación; la precisión no era su preocupación más apremiante. Para dificultar la tipificación los nombres de los instrumentos varían según idiomas o incluso regiones.
Por tanto, dejemos a los especialistas la tarea de uniformar y nombrar esos instrumentos.
Lo que importa aquí es comprobar cómo las iglesias de ese tiempo sabían incorporar en su imaginería la vida popular que allí se celebraba. Esa existencia con mitos, leyendas, costumbres y excesos está en piedra, pero tan viva que todavía podemos sentir su júbilo.
Fotografía Juan Hermoso
Se trata de una pequeña iglesia románica situada en un despoblado, cerca de Olóriz.
Lo más original e interesante de su representación musical se encuentra en su portada. Aparecen varios personajes, sentados como invitando a un banquete, asomándose en una de las arquivoltas. Algunos utilizan instrumentos musicales propios de gentes campestres y ocupaciones como el pastoreo o la caza. La originalidad reside, sobre todo, en dos de ellos que tienen una pierna de palo. Hay autores, entrando en el fértil terreno de la imaginación, que describen la escena como representación de una fiesta celebrada por el señor de Echano y la Valdorba.
En cuanto a los canecillos del lado norte de la ermita, varios de ellos están en buena parte o del todo desintegrados. Sin embargo, al menos dos de ellos se identifican claramente con músicos.