Cuadros Religiosos

Por debajo de las dos pinturas laterales de Cayuela hay dos lienzos de considerable tamaño, reproducciones de muy buena factura de obras del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla 1617 – Cádiz 1682). Estos dos cuadros se encontraban colocados en el Colegio de los Capuchinos en Lekaroz.

El cuadro de la izquierda fue pintado por el capuchino Pedro de Madrid hacia 1900. No se tiene constancia del autor del otro cuadro que parece pintado en fecha muy posterior. Ambos fueron traídos a esta iglesia de San Antonio en 2009, una vez que las instalaciones de Lekaroz pasaron al Gobierno de Navarra. En el lado izquierdo se representa el abrazo de San Francisco de Asís a Jesús en la cruz. Jesús desprende su brazo derecho para abrazar al santo mientras unos ángeles sostienen un libro sagrado. El cuadro de Murillo es de 1668, mide 283 x 188 cm. y se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

A la derecha se reproduce la Inmaculada Concepción, una de las muchas del pintor sevillano, concretamente la llamada “La Colosal”, por sus dimensiones, 436 x 297 cm. El original se encuentra también en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y fue pintado en 1650 para el desaparecido convento sevillano de San Francisco.

Aunque el tema de la Inmaculada depende del modelo creado por Ribera, Murillo establece un nuevo prototipo iconográfico con representaciones de gran dinamismo, caracterizadas por el vuelo de los ropajes, túnica blanca y manto azul, y el acompañamiento de ángeles que revolotean en torno a la imagen de María.

Esta obra, en su tiempo, presidía el retablo mayor de la iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla.

En el lado izquierdo de la iglesia, entre las dos puertas de acceso, hay una tercera copia de Murillo, del mismo tamaño que los situados en el presbiterio. El original, que mide 190 x 120 cm. se encuentra, igualmente, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fue pintado en 1665 y proviene del Convento de los Capuchinos de Sevilla.

El cuadro representa a San Antonio con hábito franciscano y ramo de azucenas, símbolo de virginidad, en su mano derecha, abrazando al Niño, que está sentado sobre un libro que le sirve de pedestal. La zona superior la ocupa un rompimiento de gloria con grupos de ángeles y un torrente de luz que sirve de fondo a la figura del Niño. Tanto este cuadro, cuya copia se debe probablemente al mismo capuchino Pedro de Madrid, que la realizó en los primeros años del siglo XX para la iglesia del colegio de Lekaroz, como el otro de San Francisco, pertenecen a la etapa de esplendor del arte de Murillo y están considerados entre sus mejores piezas.